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Fiolee: Criminal Minds Chapter 6

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AleJim12's avatar
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“El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y empezar otro nuevo”

Los dos permanecían en silencio. Ella estaba sentada en el sofá de su sala con los brazos cruzados, lo miraba con recelo y molestia. El, con gracia y burla flotando por la sala, mientras absorbía lo más lento posible el rojo de la manzana.

Más de una vez lo había intentado echar de su casa a patadas, pero este se quedaba con la escusa de que e iba a decir algo importante de parte del señor Stuart, pero solo a cambio de comida. Sabía que ellos dos habían conversado después de que ella salió de la sala de interrogatorio, al final de cuantas fue ella quien lo llamo. Según Peitton los dos duraron un buen rato hablando, no pudo oír la conversación ya que el Sr. Stuart había ordenado que los dejaran hablar a solas.

- Listo, ya te di comida, ya comiste, y ya me molestaste. Así que responde a mi pregunta: ¿Qué haces aquí? – dijo ella impaciente.
- Bueno, resulta que ahora tú y tus “amigos” tendrán que vigilarme… ¿curioso, no? – le respondió.
- Explícate.
- Pues, hable con el tipo ese calvo al que llamaste. Negociamos, y el dio la orden de que me cuidaran y vigilaran hasta que les de toda lo información necesaria, o que les dé la gana de matarme, lo que pase primero. Y yo vine a avisarte personalmente – explico tranquilo, para luego sentarse al lado de Fionna y rodearla por los hombros – Lo que significa que pasaremos más tiempo juntos, cazadora Fionna – dijo pícaramente. La chica reacciono de inmediato, le agarro el brazo y le izo una llave de lucha que lo dejo con el brazo doblado en la espalda en una incómoda posición.
- ¡Wow, Fionna! Tienes fuerza, pero no tanta como yo – dijo vanidoso, para luego pararse volteándose hábilmente haciendo que ella lo soltara, y agarrándola de la cintura, quedando a centímetros de su cara.
- Suéltame – dijo intentando zafarse de su agarre.
- No, no lo haré. A menos que me des algo a cambio.
- ¿Qué quieres? – pregunto sonrojada, imaginando lo peor (N.A: Pensando mal de Marshy 7-7)
- ¿Qué tal que admitas que soy más fuerte que tú? – ofreció, haciendo que Fionna soltara un suspiro internamente.
- ¿Tu, más fuerte que yo? Si claro, y yo soy Batman – dijo irónica.
- Si no eres más fuerte que yo… ¿Entonces por qué no puedes soltarte? – pregunto con esa sonrisa que tanto la molestaba.
- Pudiera soltarme si quisiera – dijo orgullosa.
- ¿Entonces no quieres soltarte?
- ¡Claro que si quiero soltarme! – exclamo aun mas sonrojada.
- Pues inténtalo – la desafío. Ella, en respuesta, aprovecho que en su conversación la había soltado un poco, y le dio un puñetazo en el estomago.
- Te dije que podía soltarme si quería – le dijo encaminándose a la cocina para tomar agua – no lo había hecho por que me dabas lastima.
- Si claro – le respondió sarcástico, sentándose en uno de los banquitos – Tan solo fue porque estaba distraído y te solté un poco el agarre – la chica intento ocultar que tenía razón; en verdad la había soltado por eso, pero no lo iba a admitir.
- Si ¿Cómo no?
- Te aseguro que en una pelea de verdad te ganaría con los ojos cerrados – la reto orgulloso.
- ¿Qué quieres apostar? – no podía perder su orgullo, ni mucho menos su dignidad frente a un vampiro. Aun mas si no lo podía matar.
- En ese caso… – pensó un momento. Tenía la oportunidad de cobrarle por lo que le había hecho en el bar –… si yo gano, tu serás mi lacaya por todo un día y toda una noche.

Fionna lo pensó dos veces. Ser la lacaya de un vampiro. No, eso sí que no. Su trabajo era peligroso en algunas cosas, pero al destino se la había pasado la mano con esto. No podía perder esa pelea. No solo estaba en juego su orgullo o su dignidad, si no que si perdía iba a estar en manos de ese vampiro. En cambio, si lo vencía, podría alejarlo de su casa y tener una relación completamente profesional con él. Era oficial; iba a ganar.

- Ok. pero si yo gano, no podrás molestarme, ni tocarme y mucho menos volver a pisar mi casa JA-MAS – le respondió imponiendo sus propias reglas y ofreciendo su mano – ¿Aceptas?
- Acepto, preciosa – le respondió con una sonrisa maliciosa, que dejo ver sus colmillos mientras le estrechaba la mano.

El vampiro se abalanzo contra ella, la cual le respondió dándole un puñetazo en la cara, que el esquivo flotando atrás de ella. Así duraron un rato; Fionna atacaba con todas sus fuerzas y le daba uno que otro roce a Marshall, ya que los demás los esquivaba con facilidad. Le intento dar otro golpe al vampiro en el rostro, el lo esquivo y quedo parado atrás de ella. La chica, al notarlo, se volteo y le intento dar una patada en la pierna. Gran error, el vampiro tan solo floto relajado por la sala riéndose.

- Eres muy lenta, Fionna – se burlo Marshall.

La humana, extremadamente molesta y harte de él, se le lanzo encima y le dio un codazo en el estomago, lo que parecía ser su punto débil. El vampiro, adolorido, le dio una patada en el rostro que izo que ella cayera boca arriba en el mueble. Se puso encima de ella, flotando, a centímetros de su cuerpo.

- Te gane – presumió.
- Claro que no. Tan solo me caí en el mueble – se defendió quitando al vampiro y sentándose.
- Para mí eso significa que te gane. Así que… ¿Cuándo comienzas a ser mi lacaya? – pregunto con una sonrisa pervertida.
- Tranquilo, soñar no cuesta nada – dijo, pero unas sirenas en la calle despertaron su curiosidad – ¿Qué es eso?

Marshall solo pudo ver como se paraba del sillón y se dirigía a la puerta de madera. En la cara se le veía que sabia que era lo que pasaba, su sonrisa triunfante lo revelaba. Pero aun así, Fionna no le tomo importancia.

Al abrir la puerta, la cazadora se encontró con un panorama cinematográfico en la vereda. Además de su auto, están el de unos cazadores (N.A: sabe que son de cazadores por el modelo de camioneta negra), una ambulancia, tres patrulleros, y un excesivo carro de asalto. Las luces de las sirenas cortan la oscuridad de la noche. Al mando del operativo, apareció un hombre mayor, castaño, ojeroso y atildado, con un revolver apuntando al suelo. Detrás de él, en segundo nivel, aparecen unos cazadores, burlados, rojos y pálidos al mismo tiempo. Y en una tercera línea, médicos, enfermeros, y cazadores disfrazados de policías armados hasta los dientes.

Fionna dio un paso al frente, emergió de la casa y se dirigió hacia el hombre.

- ¿Señorita Ward? – pregunta preocupado.
- Sí, soy yo – responde impresionada por la cantidad de gente que espera su estado.
- ¿Se encuentra bien? ¿El señor Abadeer está con usted? – pregunta casi que implorando una respuesta.

Fionna no respondió.  Miro hacia el interior de la casa, encontró al vampiro, lo fulmino con la mirada, y con un ademan le dijo que saliera a ver el espectáculo que había causado. Cuando sale, se escucha un suspiro generalizado. Los médicos murmuran insultos y dan vuelta hacia las ambulancias. Los policías bajan sus ametralladoras, pero se ponen alerta de cada movimiento del vampiro.

- ¡Hijo de puta! ¡Te escapaste! – grito uno de los cazadores rompiendo el clima de alivio, al parecer custodio del vampiro.
- No es mi culpa que ustedes no sepan conducir – les respondió Marshall con una sonrisa.

El cazador dio un paso de furia hacia él, pero el castaño lo detiene extendiendo el brazo. Se dirige al resto del equipo y a los vecinos que se asoman por puertas y ventanas.

- Esta todo controlado, se pueden ir. Solo se quedan los custodios. Muchachos, traten de no perderlo nuevamente.
- Adiós, preciosa – le dice Marshall a Fionna, guiñándole un ojo, mientras se dirigía hacia la camioneta negra de los cazadores.

________________________________________

- Los llame aquí para darles otra misión: cuidar y vigilar a Marshall Lee Abadeer
– comenzó a hablar el Señor Stuart –. Necesito total discreción. Si alguna otra nación se entera de este trato que hicimos con el podríamos hasta ir a guerra por mantener a un vampiro con nosotros y bajo protección. Ayer lo deje con otros cazadores ya que era su día libre, pero me arrepiento de haberlo hecho. El vampiro logro escarparse de ellos y llegar hasta la casa de la señorita Ward. Tuvimos que mandar un operativo hasta allá ya que no se había reportado, lo cual levanto muchas sospechas. Tanto que hoy apareció en los periódicos. Quiero que sigan investigando sobre los asesinatos; mientras más sepamos, mejor. Lo dejo en sus manos – ordeno el señor Stuart.
- Sí, señor – respondieron los tres al mismo tiempo.
- Pueden retirarse.
- Con permiso.

Gumball, Flame y Fionna salieron de la oficina a paso rápido, cada uno a un lado diferente, para hacer lo que les habían ordenado. Ella se dirigió hacia el ascensor. Entro en él cinco segundos antes de que cerrara. Presiono el botón cinco. A la derecha  tenia a otra cazadora, llevaba muchos papeles en sus manos y al parecer se dirigía al piso tres. A la izquierda, un tipo que discutía con su esposa con un tono de voz muy alto, lo cual la molesto aun mas.

Genial. Ahora tendría que cuidar al vampiro. No podría matarlo, golpearlo o encerrarlo, si no, la podrían hasta despedir por no seguir al pie de letra la misión. Le tocaba a ella cuidarlo. Tan solo lo tendría que vigilar ¿Qué tan difícil podría ser?

Pero tenía otro problema: la apuesta. Ella había perdido, y él había ganado. N0 habían impuesto reglas, y sin reglas, no hay límites. Sin límites, el podría hacer con ella lo que le diera la gana.

Podría negarse, pero eso significaría ser mala perdedora y ganarse una discusión o hasta una pelea con ese vampiro. Ella era fuerte, no se iba a dejar hacer nada por él. No sabía que la iba a poner a hacer, o adonde la iba a llevar. Ella podría matarlo y decir que fue por defensa propia. No le tenía miedo.

Salió cuando llego al piso al que iba. Camino a paso rápido en medio de la gente que pasaba ocupada en su mundo. Lo vio sentado en una de las bancas de metal, con cinco cazadores vigilando cada sonido, movimiento o respiración. Llego hasta el, los cazadores se fueron al notar quien era ella.

- ¡Oh! Hola, Fionna – loa saludo Marshall parándose y quedando al frente de ella – ¿Ya te dieron la orden de vigilarme?
- Si, acabo de salir de la oficina. Tenias razón; ahora no puedo matarte – dijo de mala gana, cruzada de brazos – Lo pude haber hecho cuando nos conocimos. Tal vez me hubiera quitado un gran peso de encima.

Marshall, solo sonrió al escuchar eso. Algún día esa chica caería a sus pies.

________________________________________

Vio el reloj. Iba media hora tarde, y todo por culpa de ese vampiro. Ya  por suerte le tocaba a Peitton vigilarlo. Lo había dejado con él en la oficina hace ya como tres horas, pero había estado demasiado ocupada revisando los expedientes de las chicas que habían asesinado. La mayoría iban muy mal en las universidades, cosa que le extraño aun más. Si era lo único que hacían que por lo menos se esforzaran en eso.

Tan solo esperaba que el vampiro y su amigo no se mataran mientras ella salía. Al parecer no se llevaban bien, cosa que no le impresiono. Los dos eran muy diferentes, sus personalidades chocaban. Si pasaba algo en su ausencia de seguro ella iba a pagar, ya que fue a ella a quien le habían encargado vigilarlos.

Dejo todos los papeles en el archivo y guardo la laptop en su bolso. Salió de la oficina y se fue directo al ascensor, obviamente no falto el iluso que volteara a mirarla. Por suerte el ascensor estaba solo. Llego al estacionamiento, vio su auto Audi TTS en el tercer puesto. Se encamino casi corriendo hasta este y condujo rápido hacia su casa.

Al llegar vio que Cake no estaba. Fue hasta su cuarto y vio el closet. Eligió una camisa blanca sin mangas, un suéter celeste que preferiría dejarlo abierto, unos jeans algo claros y rasgados, mas unas sandalias de cuero que había comprado ya hace cinco años. Dejo todo en la cama y fue a darse un baño.

Termino y se puso la ropa en un dos por tres. Vio el reloj de la pared; iba casi una hora tarde. Esperaba que Patrick también se hubiera retrasado a su encuentro. Salió de nuevo corriendo hacia el auto, se monto en este y  fue a la cafetería que habían acordado.
La ciudad estaba colapsada como siempre. Volvió a ver la hora en su teléfono; una hora y cuarto tarde. Toco la bocina estresada, pero tuvo una idea. Estaciono el auto a la izquierda de la calle y se fue caminando rápido hacia la cafetería. Tan solo faltaba una cuadra cuando vio a Gumball saliendo de esta.

- ¡Gumball! ¡Espera! – grito corriendo hacia donde él estaba.

Patrick volteo al reconocer la voz de su mejor amiga, la cual venia a toda velocidad esquivando o empujando a la gente que pasaba, ganándose algunas quejas e insultos por parte de estos, pero eso era lo que menos le importaba.

- Fionna, pensé que no vendrías. Salí tarde de la junta allá en la otra agencia y te estuve esperando por una hora – le reprocho este, mientras se acercaba la chica.

Llego al frente de su amigo. Gumball al ver lo rápido que había corrido, se impresiono; al parecer nueve años como cazadora no habían sido en vano. Aunque había cometido un pequeño error de precaución. Exhalo demasiado aire al gritarle. Doblo la espalda y puso las palmas en las rodillas intentando descansar.

- ¿Quieres pasara a tomar algo? – le pregunto Patrick cortésmente, viendo su estado.
- Me en-can-ta-ría – respondió Fionna entrecortadamente.

Pasaron a la cafetería. Esta no era muy grande, pero si lo suficientemente elegante como para incomodar a la chica. Gumball siempre elegía lugares así. Era su naturaleza. Ella siempre lo acepto a gran diferencia de él con ella. Se sentaron en un mueble de terciopelo rojo en forma de media luna que estaba recostado en la pared izquierda del lugar, con una mesa de madera con un mantel blanco al frente.

Conversaron de todo lo que les había pasado en esos tres años en los que ni siquiera se había hablado por teléfono, mientras disfrutaban del rico café. Según le había dicho, Gumball se había graduado con honores del curso en Argentina. A Fionna no le impacto. Su amigo siempre había sido inteligente, brillante, excepcional. El chico perfecto y admirable. El sueño de más de una, incluso lo había sido de ella. Eso era algo innegable.

Ella, en cambio, siempre fue la fuerte, la valiente, la que ningún cazador podía vencer. La que se enfrentaba hasta a el vampiro más peligroso sin dudarlo.  La que luchaba con el que se pusiera al frente. Le contó que se había graduado de tácticas especiales, y que ya había matado a cincuenta y cuatro vampiros, alcanzando el mayor rango de todas las instituciones. A Gumball tampoco le extraño esto. Sabia de lo que Fionna era capaz.

- Y Fionna… ¿En todo este tiempo, no has tenido ninguna relación? – pregunto de repente Gumball, pues en todo ese tiempo fue el único tema que no habían tocado. La chica se quedo pensando por unos segundos que responderle, con la mirada perdida en el mantel blanco de la mesa de caoba.
- Pues no Gumball, en todos estos años no he tenido a nadie a mi lado – le respondió con una sonrisa triste, mirándolo a los ojos. El chico sintió una mezcla de tristeza y felicidad. Tristeza por su amiga, felicidad porque tal vez si tenía una oportunidad – ¿Y tú, Gumball? ¿No encontraste a ninguna chica por allá en el extranjero? – le pregunto su amiga.
- No, Fionna, en eso estoy igual que tu: buscando a ese alguien especial – le respondió. Esta era su oportunidad, era ahora o nunca – Pero creo que ya la encontré.
- ¿Ah, sí? ¿Quién es? – pregunto emocionada. Ahora no tendría razón alguna para sentirse mal; su amigo había encontrado a alguien a quien amar. De seguro hasta podría ayudarlo ¿Quién sabe? Tal vez en pocos meses hasta haya una boda.
- Pues… Fionna… yo quería decirte algo – comenzó a balbucear inseguro.
- Dime PG.
- Pues… yo… yo… voy a – siguió balbuceando.
- ¿Vas a qué, Patrick? – pregunto.
- Bueno… yo… voy a dec…
- Ya sé que me vas a decir – lo interrumpió Fionna, seria.
- ¿Ya lo sabes? – pregunto desconfiado.
- ¡Claro que sí! – exclamo feliz y sonriente – ¿Le vas a pedir matrimonio, verdad? – le pregunto emocionada. Al parecer lo había entendido todo mal. Patrick solo permaneció callado – De seguro le vas a hacer una cena así toda cursi. Ya me imagino la boda, si ella es como tu todo va a ser rosa, sin ofender. Quiero ser la dama de honor, pero no me voy a poner nada rosado. Aunque si me vas a pedir que te ayude te aviso que soy un asco para eso ¡Ya se! Pídeselo a Cake. Te va a organizar algo que jamás olvidara ¡Estoy muy feliz por ti, Gumball! ¿Cómo se lla…?
- No, Fionna – La interrumpió su amigo – La persona que amo, y a la cual ya encontré, está al frente mío – le dijo. Fionna volteo a los lados buscando a la chica; tan solo estaba ella.
- ¿A qué te refieres? – pregunto insegura. Si era lo que pensaba, tenía un gran problema.
- Fionna, estoy enamorado de ti – dijo por fin Patrick.

Fionna no respondió. No se esperaba esa declaración. Desde que conoció a Patrick, siempre había esperado ese momento. Más de una vez había soñado con escuchar esas palabras de su boca. El sentir la satisfacción de ser la novia del chico que amaba. Pero… ya era demasiado tarde. Ya lo había pensado lo suficiente como para llegar a esa conclusión tan simple pero tan difícil de decir. Ya no sentí a lo mismo.

- Mira Gumball… es cierto que yo te amaba, eso es algo… que no te puedo negar…– comenzó Fionna dándole esperanzas al chico –…pero eso cambio – dijo fríamente, apartando la mirada – Gumball… eres una gran persona. Eres muy inteligente, amable, caballeroso, y sobre todo… eres un gran amigo. Esas son tan solo unas de las muchas razones por las cuales te admiro, y por las cuales creo que mereces a alguien que te ame de verdad… y ese alguien definitivamente no soy yo – finalizo dulcemente, agarrándole la mano a su amigo.

El joven científico permaneció callado ante esa confesión. Tenía la mirada fija en la suya y la de su amiga, las cuales seguían entrelazadas en el medio de la mesa. Duraron así unos minutos. Ella intentaba encontrar los ojos esmeralda de su amigo, aquellos que siempre la habían hecho sonreír como una estúpida. Pero el miraba hacia abajo, hacia el mantel de seda blanca, donde reposaban las dos manos blancas.

Cuando al fin levanto la mirada, Fionna vio algo que en verdad le desgarro el corazón. Esos ojos verdes llenos de alegría que tanto la habían enamorado, habían desaparecido, dejado en su lugar un color opaco que tan solo transmitía tristeza y melancolía por la respuesta que habían recibido.

- Al parecer, si maduraste, Fionna – dijo su amigo con una triste sonrisa.
- Ya no soy la niña que conociste, Gumball…

________________________________________

Caminaba, o mejor dicho corría, una joven rubia por las calles desiertas de aquella bulliciosa ciudad.

Se sentía la peor persona en el mundo. Le había hecho a Patrick lo mismo que él le había hecho a ella. Sabía perfectamente lo que se sentía que te rompieran el corazón sin la más mínima mala intención, pero no sabía cómo se sentía hacérselo a alguien más.

Le había costado demasiado seguir llamando a Gumball por esa palabra tan cruel que el ser humano había creado. Aquella que podía arreglar corazones, o romperlos en mil pedazos. La que podía acabar con la más oscura realidad, o destruir al más hermoso sueño. La que traía sonrisas, o creaba lágrimas. La que tenía dos caras. La palabra más hipócrita que pudo haber existido.

Amigo.

Esa que tanto costaba decir en esas situaciones. Cuando quieres a alguien, pero no como él te quiere. Esta vez los papeles había cambiado, y otro corazón había salido herido. Pero no había sido por culpa de esa palabra, o al menos ella no lo sentía así. Fue ella la que la había dicho, la que la había pronunciado. Era ella la culpable, y así se sentía...

HOLA A TODOS!!! Por favor no me maten, si, lo sé, soy una terrible persona por haberlos dejado tres semanas con la intriga. Es q estaba full en la escuela, más bien este cap se lo deben es a :iconmarianapiki:, ella fue la q lo escribió casi todo mientras yo flojeaba estudiaba :iconmingplz:, y HASTA LE VA A HACER UNA PORTADA AL FIC!!! Así que ámenla :iconmiradafijaplz: 

Este cap fue más como un “relleno” para poder llegar a mi parte favorita: LA ACCION!!! Cosa de lo q tendremos mucho en el próximo cap, donde me concentrare en la cita de Marshall y Fionna por la apuesta… y tal vez allá un poco de sangre, WAJAJAJAJA. Me decidí por subir todos los sábados o domingos, para alegrarles el fin de semana (?), espérenlo con ansias.

Y porfis, no les estoy pidiendo un acta de independencia ni un testamento, tan solo quiero saber su opinión sobre lo q escribo. Asi q PORRRFFFIIIIIISSSS:


:iconrainbow-cplz: :iconrainbow-oplz: :iconrainbow-mplz: :iconrainbow-eplz: :iconrainbow-nplz: :iconrainbow-tplz: :iconrainbow-eplz: :iconrainbow-nplz:


Cap 5: alejim12.deviantart.com/art/Fi…

Cap 7: Algun dia de la existencia de mi cerebro (?

© 2014 - 2024 AleJim12
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SofyNova's avatar
Me encanta me extrasuperhipermegatonelgeoneoencanta esta genial siguelo (se donde vives